Trágame Tierra: Eritrofobia
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Muchos de nosotros
hemos pasado por una situación de "¡Trágame Tierra!",
sin embargo, la intensidad de dicha sensación es
probablemente mucho más leve en aquellos que no padecen de
eritrofobia (o ereutofobia) que
en aquellos que, para su mala suerte, sí. Individuos a quienes les
aterra que les vean con las mejillas rojas en público
(erythros (rojo), phobos (miedo)), es decir,
avergonzados, expresan que incluso correrían al quirófano
sólo para no sufrir el terror que sienten ante situaciones en las
que puedan sentirse amenazados por la vergüenza social.
Fermín Apezteguia, quien es licenciado
en Periodismo por la EHU-Universidad del País Vasco, hace referencia
a lo que podría llegar a hacer un eritrofóbico al exponerse de
esa manera en público, tanto así como para operarse y no volver
a entrar en un espiral de película de terror en su mente. No
obstante, no es ilógico ni poco comprensible pensar en que, tanto
como a quienes no les agrada su nariz recurren a un a rinoplastia,
pues, a quienes les aterroriza sonrojarse recurren al quirófano
igualmente.
Se
puede inferir mediante el reciente artículo que los eritrofóbicos
no sólo anhelan que la Tierra se los trague y los escupa en un baño
donde nadie los vea sonrojarse o, sino que en realidad va mucho más
allá de sólo sentirse avergonzados. Lo odian
o les aterroriza, literalmente
tanto como a quien ve una tarántula y es aracnofóbico. Incluso,
existen casos como por ejemplo el siguiente citado por la revista
SINC en el 2014, que expresa ""Anna y Jan son
dos hermanas que han sufrido este problema. "Cuanto más nos
pasaba, más nos obsesionaba y llegó un momento en el que no
salíamos a cenar, ni con amigos, dejamos
los estudios...
yo hasta tuve dos ataques de pánico con solo pensar que me iba a
sonrojar", explica Anna.""
Así, se puede
ver que como toda fobia, podría llegar a presentar connotaciones
dañinas psicológicas y por lo tanto sociales; se podría inferir
que estas tienen el potencial de llevar al aislamiento de la persona
en su entorno social como por ejemplo el laboral o académico, e
incluso en el personal y emotivo como en su desarrollo intrafamiliar.
Por otro lado, referente a las riesgos psicológicos, todos estos
factores sociales que están dañados por el efecto
de este mecanismo fisiológico del organismo
repercuten en la percepción que el
individuo tiene sobre sí mismo ante estas situaciones,
conduciéndolo quizás, a ataques de pánico por pensamientos
distorsionados sobre la realidad y sobre la opinión que las personas
puedan tener sobre ellos, lo cual de una u otra manera podría
afectar en el autoestima; también podría llevar a psicopatologías
aún más graves e incluso, si el caso es extremo y se repite con
frecuencia, podría llevar a la somatización.
En
este orden de ideas, tal como lo expresa Apezteguia,
lo primero que los eritrofóbicos hacen es actuar bajo el mecanismo
de huida, y lo único que desean es escapar de esa situación lo
antes posible, sin embargo, cabe destacar que puesto que cada
organismo y personalidad es distinta, los individuos podrían
reaccionar e interpretar de distinta forma cada contexto en el que
este fenómeno ocurra.
Así, tal cual como es expresado en el
artículo de la revista El Correo, anexado un par de párrafos más
arriba, la sensación que para la percepción de los eritrofóbicos
es totalmente atemorizante y de alto riesgo, resulta ser una carga
demasiado pesada para soportar, sea cual sea la situación en la que
suceda, ya sea porque sea un día muy caluroso, o quizás por una
situación donde "metí la pata", o incluso por algún tipo
de comentario hecho con características afectivas o románticas...
Sea cual sea, es escalofriante.
No
obstante, si bien el famoso Charles Darwin considera este mecanismo
fisiológico como "La más humana de las expresiones", las
teorías sobre el porqué de este fenómeno, aun no terminan de
converger en un único acuerdo ("¡Pero así es la ciencia!").
Algunos dicen que puede fundamentarse en vías para la comunicación
social, otros atribuyen el fenómeno a vías fisiológicas por las
cuales la mente se conecta con el cuerpo y dice "¡Recupera tu
discurso y empieza de nuevo!", o incluso podría parecer ser
también una respuesta fisiológica tanto como el sudar ante
ambientes de altas temperaturas, también se argumenta en ciertas teorías que esto podría darse para expresar que el individuo
oculta algo, es decir, miente acerca de algún tipo de información
privada.
Así
mismo, podría inferirse entonces que el acto de ruborizarse podría
manifestarse por efectos psicológicos, es decir, tiene una alta
conexión con la mente; y en efecto, si se considera la teoría de
que el humano es, hasta ahora, el ser más evolucionado, el último
en la historia evolutiva de la vida terrestre, y es el único que
posee un pensamiento y habilidades sociales de un alto nivel superior
en comparación con otros animales, entonces el fenómeno de
ruborizarse caracteriza a la especie humana, tanto como ciertas
características les pertenecen y califican a otras y distintas
especies.
Pero,
en resumen, no importa el porqué nos ruborizamos, ni siquiera
importa si beneficia o no al hombre, para un eritrofóbico es...
¡Absolutamente espeluznante!

Por
Estudiante de Psicología de la Universidad Arturo Michelena, Venezuela.
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